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sábado, 7 de mayo de 2011

Carta eleusina (3er. asunto personal

Hans Baldung Grien, La Belleza hostiga con su fusta a la sabiduría, xilografía, 1510.



Medellín, 7 de mayo 2011
Iván Rodrigo García Palacios
Carta eleusina
(3er. asunto personal)
Frank David: "Te saludo"
Tu sugerencia amerita una Carta eleusina.
Voy a tratar de "parar ese trompo en l'uña".
La biografía sexual de Nietzsche: las relaciones incestuosas con su hermana (el apócrifo, Mi hermana y yo), la homosexualidad latente, el onanismo incontinente, la pretendida castidad, etc., son asuntos que están relacionados con las apetencias, predilecciones y gustos, como si se tratara de una dieta gastronómica, pero que no dicen nada de los valores nutritivos y saludables del sexo y de los alimentos.
Además, la sexualidad, el erotismo, el deseo..., son territorios ya arrasados por la anamorfósica culinaria psicoanalista, esa culinaria de la que puedes leer en mis dos escritos sobre "Las imposturas de Freud" en mi blog: lectorludi.blogspot.com
Cuando hablo de alimentos y de culinaria, lo hago también en referencia a la biografía sexual, gastronómica y patológica, de Nietzsche, porque pienso que cuando él se preocupaba y reflexionaba sobre los asuntos de la alimentación y de la salud física, también lo hacía, pero sin mencionarlo, sobre el sexo.
Existe en la obra y en los apuntes de Nietzsche abundante y muy precisa información sobre sus dietas, apetencias, predilecciones y gustos gastronómicos y sobre los efectos en su salud de la alimentación y del ejercicio, así como numerosas recomendaciones sobre el buen vivir, el buen comer y, me imagino, sobre el buen sexo. Igual, también se podrían escribir las biografías gastronómica y patológica de Nietzsche.
Al fin y al cabo, la supervivencia y la reproducción son imperativos naturales; el comer y el sexo son instintos; pero la sexualidad, el erotismo y la gastronomía, son sentimientos y, por tanto, asuntos culturales. Esos imperativos, instintos y sentimientos están determinados, como ya lo dije en mi escrito, por la armonía (homeostasis) del cuerpo (ojo, esto no tiene nada que ver ni con el inconsciente ni con las pulsiones del psicoanálisis), así como por la armonía de la visión que la mente siente y piensa del sí mismo y del mundo (esto si que tiene que ver con la formación de la conciencia, del sí mismo, del consciente y, por supuesto, con la salud corporal y mental, tal y como las actuales neurociencias lo están demostrando). Y esos asuntos si que fueron cosa seria para Nietzsche.
Sobre el asunto del erotismo en Nietzsche, también te recomiendo leer mi escrito: "Zaratustra enamorado", en el mismo blog (2010 - 01/17 - 01/24), en el cual explico con mayor amplitud la forma como Nietzsche se refería a los asuntos sexuales y eróticos, a los que llamaba "verde prado".
Recuerdas aquel escrito sobre los filósofos enamorados que está en:
por el cual me puse en contacto contigo, y del que y para recordar, te trascribo un breve fragmento:

"Años después, en la desazón y el olvido: lo trágico y lo cómico del enamoramiento, Nietzsche satirizará con ironía, en Más allá del bien y el mal, a aquellos que buscan en aquel verde prado el poder "aquietador" y el orden del amor doméstico que receta María Zambrano:
Aforismo 44
"A lo que ellos (los filósofos nuevos) querrían aspirar con todas sus fuerzas es a la universal y verde felicidad-prado del rebaño, llena de seguridad, libre de peligro, repleta de bienestar y de facilidad de vivir para todo el mundo" (Más allá del bien y el mal).
Aforismo 206:
"(...) el hombre científico tiene laboriosidad, paciencia para ocupar su sitio en la fila, regularidad y mesura en sus capacidades y necesidades, tiene el instinto para reconocer cuáles son sus iguales y qué es lo que sus iguales necesitan, por ejemplo aquella dosis de independencia y de prado verde sin la cual no hay tranquilidad en el trabajo" (Más allá del bien y el mal).
Es el mismo poder "aquietador", cuerpo y sexualidad domesticados, que Nietzsche ya se había prescrito en el aforismo 363 de la Gaya ciencia.
Porque, al igual que para Nietzsche, Aristóteles y todos los filósofos y poetas, el enamoramiento, la verdad y la mujer, continúan siendo un enigma:
"Suponiendo que la verdad sea una mujer -, ¿cómo?, ¿no está justificada la sospecha de que todos los filósofos, en la medida en que han sido dogmáticos, han entendido poco de mujeres?, ¿de que la estremecedora seriedad, la torpe insistencia con que hasta ahora han solido acercarse a la verdad eran medios inhábiles e ineptos para conquistar los favores precisamente de una hembra? Lo cierto es que la verdad no se ha dejado conquistar..." (Más allá del bien y el mal, Prólogo).
En fin, conocer del enamoramiento es gozo para el Lector Ludi que juega a revelar el indevelable misterio de sus verdes prados".

***
Sin embargo, de esa biografía sexual de Nietzsche exceptuó los siguientes eventos, no propiamente por sus aspectos sexuales, sino porque en ellos y en sus consecuencias, contemplo la matriz de sus disociaciones y el motivo de su perdición.
El uno, la servil adoración por Richard Wagner, quien, cuando le fue presentado, estrechó su mano, y su enamoramiento por Cósima Wagner, con la que algún día caminó extasiado, porque ella lo había tomado de la mano. Y el otro, ese que se oculta tras "El misterio de Monte Sacro", cuando quiso seducir y besar a Lou Andreas Salomé.
Como lo propuse en "Ariadna, la diosa de la perdición para Nietzsche", la biografía sexual de Nietzsche es más fascinante y su comprensión más universal y útil a la salud de los Homo-Humanos, si se la contempla desde el punto de vista de la aberrante y esquizoide alienación que implica la ya casi prehistórica disociación cultural de "lo masculino" y de "lo femenino", mediante la cual se pretende demostrar una supuesta y propia taxonomía y jerarquías entre los sexos, hombre y mujer, mediante las cuales "lo femenino" es subordinado y complementario de "lo masculino", y de lo cual sólo resulta un nudo -puede decirse con elegancia clásica: un enigma- de fusiones y confusiones con las cuales justificar una prioridad, una superioridad y unas preeminencias, de dioses masculinos y de Homo-Humanos inexistentes en la Naturaleza, aberración que la amorosa, pero imperturbable Pacha Mama, se cobra despiadadamente. Tal y como lo escribí allí:

"Son esas fusiones y confusiones en la visión de sí mismos y del mundo las que generan las contradicciones, paradojas y aporías, existenciales, culturales e ideológicas, las mismas que, las ciencias modernas de la salud del Ser, del Estar y del Actuar en el mundo, diagnostican como orígenes de las disociaciones mentales y fisiológicas en las que se pierden y enferman los Homo-Humanos, porque, al fin y al cabo, la salud de la mente y del cuerpo, de la conciencia y de lo consciente, dependen, primordialmente, de la armonía (homeostasis) del cuerpo y de la armonía de la visión que la mente siente y piensa del sí mismo y del mundo".
(Aclaro que mente y pensamiento son dos asuntos distintos. Para mejor información: Antonio Damasio, Y el cerebro creó al hombre, Destino, Bogotá, 2011).

Esa biografía de las disociaciones de Nietzsche si que ofrece un basto territorio, porque, si algo lo atormentó y logró perderlo, fue su imposibilidad de aceptar y explicarse aquello que su cuerpo le imponía: la unidad de cuerpo y alma, la igualdad natural de hombres y mujeres y la consecuente prioridad funcional de lo uno o lo otro, sin que por ello se puedan establecer ni superioridades ni preeminencias ni disociaciones.
Y como consecuencia de ello, la imposibilidad de Nietzsche para proponer y concretar las incidencias de todo ello en su crítica a las filosofías, las ideologías, las religiones, la vida social, etc., que es lo que hace que su "nihilismo" y demás asuntos, se conviertan en campo baldío en donde medran hermeneutas y mercachifles.
La vida, obra, pasión y locura de Nietzsche, son un universo en el que, antropólogos sin prejuicios sexuales ni de género, podrían contemplar la lenta, difícil y trágica, evolución cultural de aquellos conceptos existenciales que una vez fueron comunes y corrientes formas de vida, visiones del mundo y de los otros, en las comunidades "matriciales", aquellas a las que las comunidades "patriciales", para su desgracia, quisieron suplantar, sin lograrlo... definitivamente, pero sin que hasta ahora y a pesar de tanto camino andado, se pueda decir que se hayan recuperado. Nada es más difícil de subvertir que las supersticiones y los paradigmas.
O, si no, léase la extensa obra dedicada por Michael Onfray a rescatar viejas corrientes subterráneas.
Es una lástima que las ciencias y en particular, las neurociencias, continúen considerando que aquello que se conoce del hombre es válido para la mujer. Aun cuando es algo que ya empieza a ser criticado.
Claro que, y esto plantea otra crítica, tampoco es un asunto para ser considerado con los prejuicios, supersticiones y paradigmas, feministas -que a veces son peores que los machistas y los homofóbicos-, porque allí lo que se plantea es un asunto de poder -matriarcado contra patriarcado- y no una condición imperativa de la naturaleza humana y una visión humanizada de dignidad y solidaridad.
En fin, esto ameritaría que un nuevo Foucault escribiera una nueva historia de la sexualidad. Mientras tanto, te sugiero que consideres que la biografía sexual de Nietzsche no es ni mejor ni peor, ni más ni menos interesante o aburrida, ni más ni menos perversa o esquizoide, que la de cualquier "hijo de buen vecino", incluidos nosotros dos.
Por algo fue que Nietzsche satirizó con particular encono a aquellos "de orejas largas", lo que es una referencia evidente al príapico Asno de Giordano Bruno, El Nolano.
Me disculpo por lo prolijo de mi respuesta, pero no quería dejar pasar la oportunidad de mostrarte y ojalá antojarte para que emprendas la aventura del Lector Ludi y explorar, a partir de Nietzsche, el universo desconocido que se oculta en la vida, obras, pasión y locura, no sólo de él, sino de todos aquellos que han sido grandes entre los grandes y quienes están unidos por una línea genética de evolución cultural que es posible seguir en un juego de gozos sin fin.
Nietzsche fue excelso y desbordado Lector Ludi y en sus escritos convergen, mutan y tienen origen las más fértiles y hasta las más estériles lineas genéticas de la evolución cultural.
¿Qué tal te parecerían Dostoievski y Kafka?
El Dostoievski, al que Nietzsche leyó y del que, por ejemplo, las ideas de Raskolnikov son evidentes antecedentes del "hombre superior" ("hombre superior" y superhombre, son dos conceptos diferentes, aun cuando en su origen de diciembre de 1882, se parecen).
Y el Kafka que los leyó a los dos y que parodia su relato Desdicha (1910) a partir de una escena de Humillados y ofendidos y en el que, se puede decir, nace Joseph K.
En fin, la línea genética es inconmensurable y la evolución cultural es fascinante, pero eso amerita otra Carta eleusina.
"Que sigas bien"
Iván Rodrigo García Palacios.
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Cartas eleusinas por Iván Rodrigo García Palacios se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.