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martes, 9 de agosto de 2011

Carta eleusina No. 11



Iván Rodrigo García Palacios
Carta eleusina No. 11



"Todo disfraz inconsciente de las necesidades fisiológicas bajo la máscara de lo objetivo, la idea, la pura intelectualidad, es capaz de tomar proporciones pavorosas, y con bastante frecuencia me he preguntado si la filosofía, en resumidas cuentas, no habrá consistido meramente en una exégesis del cuerpo y un malentendido del cuerpo" (Friedrich Nietzsche, Gaya ciencia, Prólogo, II, segunda edición alemana (1886).


Apreciado Lucilio, "te saludo"


En vista que los comentarios de mi anterior Carta eleusina y los que te hice por teléfono te sentaron bien, he aquí otros, un paso más allá:


El pensamiento es el ordenador de la actividad consciente y los lenguajes son los códigos que lo hacen funcionar.


Pensamiento e imaginación son sensaciones organizadas, archivadas y conservadas en la memoria por el cerebro y que, convertidas en imágenes virtuales, provocan la acción y la comunicación.


Lo que diferencia es el sentido crítico, esa cualidad humana que funciona por necesidad, intención, decisión, voluntad, elección; lo cual no es otra cosa que anhelo y acción, como ya lo propuse en cartas eleusinas anteriores.


El cuerpo sólo reconoce sensaciones de placer y de dolor; nunca olvida, olvida eventos, pero nunca las sensaciones.


El inconsciente (freudiano y psicoanalítico) no puede existir porque para el cuerpo todo es sensación, se sea o no consciente de ella.


No es cuestión de olvido. Se deben restituir -no los recuerdos- sino los circuitos neuronales a su funcionamiento natural y adecuado: las sensaciones de bienestar (homeostasis).


La homeostasis, así como busca el bienestar del organismo, en su afán de supervivencia también puede causar dolor y muerte.

***


Todo lo produce el cuerpo (Nietzsche).


Todo es extensión del cuerpo (Marshal McLuhan).


Los neurocientíficos están reivindicando ahora el cuerpo, ese objeto que, si se quiere, fue sagrado para los arcaicos poetas y sabios griegos, así como para otros antes que ellos, cuando eso de cuerpo y alma no eran dos, sino uno. El espíritu era El Gran Anhelo (... y sin que se sepa qué es es eso, todos, sin excepción, anhelamos ser Dios).


Tal y como lo expresa Simónides:


"No hay vida humana deseable sin placer, / ni tampoco la tiranía. Sin alegría, / no es envidiable ni la vida de los dioses".


"No hay charis (encanto, bienestar) en la hermosa Sophia (sabiduría, arte) / si no se posee la salud, digna de honra".

O como luego Jenófanes:


"Pues los hombres creen que los dioses han nacido, / y hablan, se visten y parecen como ellos".


"Si tuvieran manos los bueyes y leones, / y pudieran dibujar como los hombres, / pintarían las figuras de sus dioses: / los caballos, caballos, los bueyes, bueyes, / y sus cuerpos semejantes a los propios".

En fin, han sido muchos siglos de escisión que los filósofos de los últimos tiempos no han sabido como superar. Es por ello que miran con temor a Nietzsche y a McLuhan, profetas eleusinos (la lista de sabios proscritos es extensa, ver Michel Onfray).


En fin... un asunto para seguir leyendo y escribiendo.


(Escribí para mí, para ti, para quien sea),


"Que sigas bien"


Iván Rodrigo García Palacios.



domingo, 19 de junio de 2011

Carta eleusina No. 10


 Paul Gauguin, ¿De dónde venimos? ¿Qué somos? ¿Adónde vamos?, 1897
Iván Rodrigo García Palacios
Carta eleusina No. 10

"El cuerpo no aprende lo que se le pretende enseñar con palabras, sino lo que él mismo ha experimentado".
(Alice Miller, Salvar tu vida. La superación del maltrato en la infancia, Tusquets, Barcelona, 2009, p. 59).



Apreciado Lucilio, "te saludo"
Antes que las palabras para nombrarlo, fue el cuerpo.
El cerebro hace al Homo-Humano y hace a la mente, la mente hace al pensamiento y el pensamiento se expresa por los lenguajes.
La vida instintiva se expresa en y con el cuerpo, es lo que se siente; esos son los sentimientos.
Antes que el pensamiento fue el sentimiento. La disociación de sentimiento y pensamiento provoca el caos, la enfermedad y "la muerte", si eso que llamamos "la muerte" es dejar de sentir.
Si alguna vez te has preguntado cuál es mi problema con las palabras, por ahí está la respuesta. La verdadera comunicación es la empatía (simpatía y antipatía), está en los sentimientos, sentirse vivo: el cuerpo nunca miente.
La muerte es una palabra, como lo es nacer, nunca es ni será un sentimiento. Estar vivo es sentir la vida. La muerte es una mentira, porque mientras estoy vivo,la muerte no existe (Epicuro), en la muerte no se siente. Por eso, las palabras siempre mienten.
El más dañino de todos los auto engaños que se han inventado los Homo-Humanos no es otro que eso que llaman la pulsión de muerte, como si la vida estuviera animada por la no-vida.
¡Qué martirio! ¡Qué auto tortura tan imbécil! ¡Qué estupidez para justificar las arbitrariedades del poder!
No sólo Freud y sus imposturas. La pulsión de muerte es algo que se inventaron los Homo-Humanos para someter, dominar, explotar y asesinar al cuerpo y al otro.
Esa es la raíz del poder:
Ser amo y señor de la vida y de la muerte, no sólo en "el más acá", sino y también, en "el más allá".
Pero lo más macabro y aterrador de la pulsión de muerte no es la idea en sí misma, sino el mecanismo cultural que la reproduce: darle muerte a los sentimientos del niño. El niño golpeado y humillado deja de sentir para alienarse del dolor.
Esa es la máquina infernal mediante la cual se somete, se domina, se explota y se asesina al cuerpo en beneficio de la civilización.
¿Cuál civilización?
La civilización es la obra mediante la cual el Homo-Humano anhela desahogar y expresar la ira, el odio y el dolor, pero, más trágico aun: anhela merecer ser amado. Es eso lo que nos hace bestias, ángeles y demonios.

"Nadie puede echar una mirada alegre sobre la existencia mientras esté convencido de que la muerte es algo real, aun desde el puntos de vista metafísico, o si se considera el mal como objeto en sí mismo. La experiencia contemporánea contrapone el principio de la vida al principio de la muerte. Sin embargo, para la sabiduría antigua, la muerte es una sombra alargada y vacilante que proyecta la vida, expresión de esa finitud que es el núcleo central de la realidad inmediata. Eso significa la alusión de Heráclito al hecho de que Dionisios y Hades son la misma divinidad {14[A 60]}. Freud contra Heráclito: ¿quién es el más sabio?" (Giorgio Colli, La sabiduría griega, III, Trotta, Madrid, 2010, p.196).

Esa es la verdadera pulsión de muerte.
¿Vale la pena?
Las palabras jamás tendrán el poder de resucitar a los sentimientos, a la vida muerta en vida, a menos que sean palabras de denuncia, juicio, condena, castigo y arrepentimiento para con los asesinos.
Con esas palabras se reivindica la ira, el odio y el dolor y, algún día, se expresará el amor.
En fin... un asunto para seguir leyendo y escribiendo.
(Escribí para mí, para ti, para quien sea),
"Que sigas bien"
Iván Rodrigo García Palacios.

sábado, 7 de mayo de 2011

Carta eleusina (3er. asunto personal

Hans Baldung Grien, La Belleza hostiga con su fusta a la sabiduría, xilografía, 1510.



Medellín, 7 de mayo 2011
Iván Rodrigo García Palacios
Carta eleusina
(3er. asunto personal)
Frank David: "Te saludo"
Tu sugerencia amerita una Carta eleusina.
Voy a tratar de "parar ese trompo en l'uña".
La biografía sexual de Nietzsche: las relaciones incestuosas con su hermana (el apócrifo, Mi hermana y yo), la homosexualidad latente, el onanismo incontinente, la pretendida castidad, etc., son asuntos que están relacionados con las apetencias, predilecciones y gustos, como si se tratara de una dieta gastronómica, pero que no dicen nada de los valores nutritivos y saludables del sexo y de los alimentos.
Además, la sexualidad, el erotismo, el deseo..., son territorios ya arrasados por la anamorfósica culinaria psicoanalista, esa culinaria de la que puedes leer en mis dos escritos sobre "Las imposturas de Freud" en mi blog: lectorludi.blogspot.com
Cuando hablo de alimentos y de culinaria, lo hago también en referencia a la biografía sexual, gastronómica y patológica, de Nietzsche, porque pienso que cuando él se preocupaba y reflexionaba sobre los asuntos de la alimentación y de la salud física, también lo hacía, pero sin mencionarlo, sobre el sexo.
Existe en la obra y en los apuntes de Nietzsche abundante y muy precisa información sobre sus dietas, apetencias, predilecciones y gustos gastronómicos y sobre los efectos en su salud de la alimentación y del ejercicio, así como numerosas recomendaciones sobre el buen vivir, el buen comer y, me imagino, sobre el buen sexo. Igual, también se podrían escribir las biografías gastronómica y patológica de Nietzsche.
Al fin y al cabo, la supervivencia y la reproducción son imperativos naturales; el comer y el sexo son instintos; pero la sexualidad, el erotismo y la gastronomía, son sentimientos y, por tanto, asuntos culturales. Esos imperativos, instintos y sentimientos están determinados, como ya lo dije en mi escrito, por la armonía (homeostasis) del cuerpo (ojo, esto no tiene nada que ver ni con el inconsciente ni con las pulsiones del psicoanálisis), así como por la armonía de la visión que la mente siente y piensa del sí mismo y del mundo (esto si que tiene que ver con la formación de la conciencia, del sí mismo, del consciente y, por supuesto, con la salud corporal y mental, tal y como las actuales neurociencias lo están demostrando). Y esos asuntos si que fueron cosa seria para Nietzsche.
Sobre el asunto del erotismo en Nietzsche, también te recomiendo leer mi escrito: "Zaratustra enamorado", en el mismo blog (2010 - 01/17 - 01/24), en el cual explico con mayor amplitud la forma como Nietzsche se refería a los asuntos sexuales y eróticos, a los que llamaba "verde prado".
Recuerdas aquel escrito sobre los filósofos enamorados que está en:
por el cual me puse en contacto contigo, y del que y para recordar, te trascribo un breve fragmento:

"Años después, en la desazón y el olvido: lo trágico y lo cómico del enamoramiento, Nietzsche satirizará con ironía, en Más allá del bien y el mal, a aquellos que buscan en aquel verde prado el poder "aquietador" y el orden del amor doméstico que receta María Zambrano:
Aforismo 44
"A lo que ellos (los filósofos nuevos) querrían aspirar con todas sus fuerzas es a la universal y verde felicidad-prado del rebaño, llena de seguridad, libre de peligro, repleta de bienestar y de facilidad de vivir para todo el mundo" (Más allá del bien y el mal).
Aforismo 206:
"(...) el hombre científico tiene laboriosidad, paciencia para ocupar su sitio en la fila, regularidad y mesura en sus capacidades y necesidades, tiene el instinto para reconocer cuáles son sus iguales y qué es lo que sus iguales necesitan, por ejemplo aquella dosis de independencia y de prado verde sin la cual no hay tranquilidad en el trabajo" (Más allá del bien y el mal).
Es el mismo poder "aquietador", cuerpo y sexualidad domesticados, que Nietzsche ya se había prescrito en el aforismo 363 de la Gaya ciencia.
Porque, al igual que para Nietzsche, Aristóteles y todos los filósofos y poetas, el enamoramiento, la verdad y la mujer, continúan siendo un enigma:
"Suponiendo que la verdad sea una mujer -, ¿cómo?, ¿no está justificada la sospecha de que todos los filósofos, en la medida en que han sido dogmáticos, han entendido poco de mujeres?, ¿de que la estremecedora seriedad, la torpe insistencia con que hasta ahora han solido acercarse a la verdad eran medios inhábiles e ineptos para conquistar los favores precisamente de una hembra? Lo cierto es que la verdad no se ha dejado conquistar..." (Más allá del bien y el mal, Prólogo).
En fin, conocer del enamoramiento es gozo para el Lector Ludi que juega a revelar el indevelable misterio de sus verdes prados".

***
Sin embargo, de esa biografía sexual de Nietzsche exceptuó los siguientes eventos, no propiamente por sus aspectos sexuales, sino porque en ellos y en sus consecuencias, contemplo la matriz de sus disociaciones y el motivo de su perdición.
El uno, la servil adoración por Richard Wagner, quien, cuando le fue presentado, estrechó su mano, y su enamoramiento por Cósima Wagner, con la que algún día caminó extasiado, porque ella lo había tomado de la mano. Y el otro, ese que se oculta tras "El misterio de Monte Sacro", cuando quiso seducir y besar a Lou Andreas Salomé.
Como lo propuse en "Ariadna, la diosa de la perdición para Nietzsche", la biografía sexual de Nietzsche es más fascinante y su comprensión más universal y útil a la salud de los Homo-Humanos, si se la contempla desde el punto de vista de la aberrante y esquizoide alienación que implica la ya casi prehistórica disociación cultural de "lo masculino" y de "lo femenino", mediante la cual se pretende demostrar una supuesta y propia taxonomía y jerarquías entre los sexos, hombre y mujer, mediante las cuales "lo femenino" es subordinado y complementario de "lo masculino", y de lo cual sólo resulta un nudo -puede decirse con elegancia clásica: un enigma- de fusiones y confusiones con las cuales justificar una prioridad, una superioridad y unas preeminencias, de dioses masculinos y de Homo-Humanos inexistentes en la Naturaleza, aberración que la amorosa, pero imperturbable Pacha Mama, se cobra despiadadamente. Tal y como lo escribí allí:

"Son esas fusiones y confusiones en la visión de sí mismos y del mundo las que generan las contradicciones, paradojas y aporías, existenciales, culturales e ideológicas, las mismas que, las ciencias modernas de la salud del Ser, del Estar y del Actuar en el mundo, diagnostican como orígenes de las disociaciones mentales y fisiológicas en las que se pierden y enferman los Homo-Humanos, porque, al fin y al cabo, la salud de la mente y del cuerpo, de la conciencia y de lo consciente, dependen, primordialmente, de la armonía (homeostasis) del cuerpo y de la armonía de la visión que la mente siente y piensa del sí mismo y del mundo".
(Aclaro que mente y pensamiento son dos asuntos distintos. Para mejor información: Antonio Damasio, Y el cerebro creó al hombre, Destino, Bogotá, 2011).

Esa biografía de las disociaciones de Nietzsche si que ofrece un basto territorio, porque, si algo lo atormentó y logró perderlo, fue su imposibilidad de aceptar y explicarse aquello que su cuerpo le imponía: la unidad de cuerpo y alma, la igualdad natural de hombres y mujeres y la consecuente prioridad funcional de lo uno o lo otro, sin que por ello se puedan establecer ni superioridades ni preeminencias ni disociaciones.
Y como consecuencia de ello, la imposibilidad de Nietzsche para proponer y concretar las incidencias de todo ello en su crítica a las filosofías, las ideologías, las religiones, la vida social, etc., que es lo que hace que su "nihilismo" y demás asuntos, se conviertan en campo baldío en donde medran hermeneutas y mercachifles.
La vida, obra, pasión y locura de Nietzsche, son un universo en el que, antropólogos sin prejuicios sexuales ni de género, podrían contemplar la lenta, difícil y trágica, evolución cultural de aquellos conceptos existenciales que una vez fueron comunes y corrientes formas de vida, visiones del mundo y de los otros, en las comunidades "matriciales", aquellas a las que las comunidades "patriciales", para su desgracia, quisieron suplantar, sin lograrlo... definitivamente, pero sin que hasta ahora y a pesar de tanto camino andado, se pueda decir que se hayan recuperado. Nada es más difícil de subvertir que las supersticiones y los paradigmas.
O, si no, léase la extensa obra dedicada por Michael Onfray a rescatar viejas corrientes subterráneas.
Es una lástima que las ciencias y en particular, las neurociencias, continúen considerando que aquello que se conoce del hombre es válido para la mujer. Aun cuando es algo que ya empieza a ser criticado.
Claro que, y esto plantea otra crítica, tampoco es un asunto para ser considerado con los prejuicios, supersticiones y paradigmas, feministas -que a veces son peores que los machistas y los homofóbicos-, porque allí lo que se plantea es un asunto de poder -matriarcado contra patriarcado- y no una condición imperativa de la naturaleza humana y una visión humanizada de dignidad y solidaridad.
En fin, esto ameritaría que un nuevo Foucault escribiera una nueva historia de la sexualidad. Mientras tanto, te sugiero que consideres que la biografía sexual de Nietzsche no es ni mejor ni peor, ni más ni menos interesante o aburrida, ni más ni menos perversa o esquizoide, que la de cualquier "hijo de buen vecino", incluidos nosotros dos.
Por algo fue que Nietzsche satirizó con particular encono a aquellos "de orejas largas", lo que es una referencia evidente al príapico Asno de Giordano Bruno, El Nolano.
Me disculpo por lo prolijo de mi respuesta, pero no quería dejar pasar la oportunidad de mostrarte y ojalá antojarte para que emprendas la aventura del Lector Ludi y explorar, a partir de Nietzsche, el universo desconocido que se oculta en la vida, obras, pasión y locura, no sólo de él, sino de todos aquellos que han sido grandes entre los grandes y quienes están unidos por una línea genética de evolución cultural que es posible seguir en un juego de gozos sin fin.
Nietzsche fue excelso y desbordado Lector Ludi y en sus escritos convergen, mutan y tienen origen las más fértiles y hasta las más estériles lineas genéticas de la evolución cultural.
¿Qué tal te parecerían Dostoievski y Kafka?
El Dostoievski, al que Nietzsche leyó y del que, por ejemplo, las ideas de Raskolnikov son evidentes antecedentes del "hombre superior" ("hombre superior" y superhombre, son dos conceptos diferentes, aun cuando en su origen de diciembre de 1882, se parecen).
Y el Kafka que los leyó a los dos y que parodia su relato Desdicha (1910) a partir de una escena de Humillados y ofendidos y en el que, se puede decir, nace Joseph K.
En fin, la línea genética es inconmensurable y la evolución cultural es fascinante, pero eso amerita otra Carta eleusina.
"Que sigas bien"
Iván Rodrigo García Palacios.

martes, 12 de abril de 2011

Carta eleusina No. 9



Iván Rodrigo García Palacios
Carta eleusina No. 9
"A través de las palabras no aprendemos más que palabras: "verbis igitur nisi verba nos descimus".
(San Agustín, citado por George Steiner, Lecciones de los Maestros, Siruela/Fondo de Cultura Económica, Bogotá, 2007, p. 49).


Apreciado Lucilio, "te saludo"
En mi anterior carta sugerí un asunto pasmoso que es necesario seguir, al fin y al cabo esa es nuestra naturaleza.
Así que vuelvo a proponerme las preguntas que allí me inquietaron:
¿Estará la evolución del universo haciendo un bucle y en algún momento los Homo-Humanos se podrán comunicar entre ellos como si fueran uno?
¿Será esa la emanación natural de una consciencia colectiva?
Hasta el momento, se están dando esos pasos, pero en la dirección hacia los "borg", aquel aterrador cubo y aquellas criaturas parte humanos parte máquinas que viajaban por el espacio interestelar de la serie televisiva Star Treck".
Y aunque todo lo que sucede en el universo sucede porque sus leyes así lo determinan, no es a esa posibilidad de hombres máquina a la que me refiero, sino a esa otra posibilidad, también en concordancia con las leyes del universo, por la cual dos partículas distantes en el tiempo y en el espacio se comportan de manera especular.
Es en ese último escenario en donde es posible pensar que también los Homo-Humanos están dotados de similares cualidades, sólo que todavía carecen, así sea en buena parte, de los mecanismos necesarios para procesar y darle sentido a esa información en su actual estado evolutivo.
Y digo en buena parte, porque ya a nivel biológico, los Homo-Humanos están conformados, en primer lugar, de la misma materia y energía que con sus mismas cualidades conforma el universo. En segundo lugar, porque esa materia y energía, organizadas en los cuerpos vivos, tienen las habilidades necesarias para comunicarse entre ellos, así y en principio, sólo sea una comunicación reactiva. En tercer lugar y al nivel más complejo de la biología de cuerpos dotados de cerebro, estos también están dotados de mecanismos y procesos cerebrales mediante los cuales les es posible comunicarse entre ellos con formas de comunicación más sutiles y complejas, tales como las de identificar, identificarse y anticiparse a las reacciones y acciones de los otros. A nivel del Homo-Humano, la más compleja comunicación biológica se puede asimilar a lo que Marco Iacoboni y otros neurocientíficos definen y describen como empatía.
Más allá de este punto y sin que sea asunto de ciencia ficción, la evolución biológica y cultural de los Homo-Humanos plantea la posibilidad de la comunicación telepática, de la que, hasta el momento, o no existen o se desconocen la naturaleza, las cualidades y características del medio y del mensaje, para no hablar de lo que hace falta conocer de la naturaleza, las cualidades y características, del emisor y el perceptor, del Homo-Humano.
Hasta el momento se logrado con algún éxito el que una persona pueda mover el cursor en la pantalla y ejecute tareas sencillas en una computadora por medio de la implantación de un electrodo que conecta al cerebro con la máquina.
Sin embargo, poco más se conoce de los códigos y sistemas mediante los cuales en el cerebro se realizan complejos y sutiles procesos de recepción, modulación, valoración, trasmisión, producción, manejo, uso, memorización, expresión, etc., de la información con los que el cuerpo siente, imagina, piensa, se expresa, etc., tanto a nivel biológico como mental, para que su resultado sea el Homo-Humano que se expresa y se comunica.
***
Un primer punto de reflexión sería el comenzar a conocer otras historias de la evolución biológica y cultural del Homo-Humano, tales las de las lecturas y la escrituras, porque, como ya lo escribí en una carta anterior: lo decían los más antiguos de los antiguos griegos: en el pasado está prefigurado el futuro. El presente es un estado de paso.
Por ello, he aquí algo más de gaya ciencia:
Si se quiere conocer la importancia de la lectura y de la escritura en el desarrollo de la humanidad y de la civilización, es necesario considerar y conectar varias historias.
Las primeras, aquellas que parten de la naturaleza biológica del Homo-Humano y que contemplen la evolución de los elementos biológicos que lo capacitaron para ser lector y para inventar la escritura y, a partir de ello, las historias que interpretan y comprenden las trasformaciones biológicas y culturales, consecuentes.
Las segundas, aquellas que busquen establecer la historia del invento de la escritura desde los primitivos orígenes del Homo-Humano, cuando este ya era capaz de marcar, en su memoria y en el mundo, todo aquello que necesitaba recordar en el cumplimiento de sus imperativos naturales: supervivencia, reproducción y adaptación, mucho antes que aparecieran los primeros sistemas de escrituras, bien de aquellos de los que se conservan materiales que los sustentan, como de aquellos que, por la naturaleza perecedera de los materiales, ha sido imposible encontrar material alguno.
Las terceras historias, relacionadas con las anteriores, son las historias de la lectura, actividad que erróneamente se considera dependiente y subordinada de la escritura, pero que, como demuestro, son actividades independientes por su naturaleza, las cuales sólo se relacionan en lo concerniente a la escritura y a la lectura de sistemas o códigos escritos preestablecidos, pictóricos o gráficos, sencillos o complejos, mediante los cuales se busca conservar la memoria de algún asunto: bien sea de cantidades o de leyes o de historias o de cuentos o de cultos o de ritos, etc., con una intención deliberada que los proyecte y conserve en el tiempo y en el espacio.
***
El Homo-Humano es lector y escritor por naturaleza y por necesidad.
Esta afirmación, apartada de toda consideración cultural y considerando sólo los aspectos biológicos, se explica porque el cuerpo, en particular, el cerebro y la totalidad del sistema nervioso, es lector y escritor por naturaleza. Lector, porque como ya se ha explicado, cuerpo y cerebro son órganos que permanentemente están leyendo tanto su propio estado como el estado de los otros y del mundo a su alrededor, por medio de complejos sistemas, códigos y procesos, de información.
Y escritor, porque esa información no concluye allí su tarea, el cuerpo y el cerebro la memorizan, la inscriben en mecanismos y procesos de memoria de los que todavía no se conoce en muy buena parte ni su funcionamiento ni los códigos o sistemas mediante los cuales se trasmite, conserva y utiliza.
Sin embargo, como cuerpos dotados de conciencia y conscientes, sabemos de la existencia y consecuencias de esos leer y escribir; lectura y escritura, que realizan el cuerpo y el cerebro, hasta el punto de que, a partir de allí y como lo propusiera Marschall McLuhan, se inventaron extensiones externas para expandir la capacidad y poder de su actividad.
Las primeras extensiones que como medios de información y comunicación inventó el Homo-Humano, necesariamente tuvieron que estar más cercanas al cuerpo y al cerebro y utilizaron los órganos desarrollados por la evolución biológica para funciones específicas, tales los casos de convertir en primitivos códigos o sistemas de información y comunicación, los movimientos y sonidos que podía producir el cuerpo.
A partir de allí, la evolución cultural se ha encargado de desarrollar códigos, sistemas y aparatos, cada vez más complejos, de trasmisión de información para la comunicación. Por una parte, los códigos y sistemas articulados de señas, señales, signos, símbolos, lenguajes, idiomas.
Y por la otra, los soportes materiales para conservar estos y que van desde la expresividad corporal conservada en la memoria a través de la música, la danza, los gestos y los sonidos, hasta el uso deliberado de materiales y objetos con fines expresivos, tales como el marcar o tallar objetos, pintar o tallar en las rocas o en otros materiales perecederos, ya perdidos para siempre, tales las cortezas de los árboles, la piel de los animales o la propia piel tatuada, etc.
Todos ellos son los antecedentes necesarios de los modernos medios de información y comunicación que hoy se utilizan como cosa natural y conocida.
Es por ello que hay que reconsiderar, tal y como lo corrige el sociolingüísta Louis-Jean Calvet, que el invento de la escritura y la lectura de códigos y sistemas articulados y soportados en materiales perdurables, sólo se remonte a los cuatro o cinco mil años antes de nuestra era, porque es a partir de allí que se conservan objetos.
O como lo considera la psicóloga Maryanne Wolf, que las trasformaciones cerebrales y mentales necesarias para la lectura y la escritura de esos códigos y sistemas se iniciaron a partir del invento de las escrituras hoy conocidas por estar soportadas en los objetos conservados.
Lo que si se puede decir y de acuerdo con lo propuesto por Maryanne Wolf y otros neurocientíficos, es que, a medida que los medios se hicieron más complejos, también la evolución cerebral y cultural se hizo más compleja y poderosa, por supuesto, todo ello debido a la acción paralela y simultánea de ambas evoluciones que han permitido llegar hasta el punto en el cual hoy nos encontramos y que, por lo que ahora sucede, es otro paso más hacia un destino que se imagina y se anhela, pero que se desconoce.

En fin... un asunto para seguir leyendo y escribiendo.
(Escribí para mí, para ti, para quien sea),
"Que sigas bien"
Iván Rodrigo García Palacios.
Unos versículos demás para el poema de la carta anterior:
¿qué es una palabra?,
es una mentira necesaria e intencionada.
¿qué es un beso?,
¿qué es una caricia?,
son palabras del cuerpo.






lunes, 28 de marzo de 2011

Carta eleusina No. 8


 
Iván Rodrigo García Palacios
Carta eleusina No. 8
"Cada planeta en el que nace el pensamiento se convierte en el centro en el que el universo se mira, y es el lugar más importante entre los miles de millones de lugares" (Georges Charpak y Roland Omnès, Sed sabios, convertíos en profetas, Anagrama, Barcelona, 2005, p. 171).


Apreciado Lucilio, "te saludo"
Me quedé inquieto con tu comentario a cerca de que no existe un materialista puro, a lo que agregaría, lo mismo hubieras podido decir para un determinista puro.
Así que decidí ahondar un poco más en mis Lecturas Lúdicas de gaya ciencia pensando en aquello que había escrito Goethe sobre los físicos y los filósofos y que ya había citado en mi Carta eleusina No. 5:

"Si el físico puede llegar a conocer aquello que hemos llamado un fenómeno primigenio, queda entonces aliviado, y el filósofo con él. El primero porque está convencido de haber llegado a los límites de su ciencia, de que se encuentra en las alturas empíricas, desde donde, hacia atrás, puede vislumbrar la experiencia en todos sus niveles, y, hacia adelante, el reino de la teoría, donde puede penetrar. El filósofo queda aliviado porque toma del físico algo último, que para él se convierte en algo primero" (J. W. Goethe, Teoría de los colores).

Y empecé a plantearme paradojas y galimatías a partir de la lectura de un bello libro que te recomiendo leer:
Georges Charpak y Roland Omnès, Sed sabios, convertíos en profetas, Anagrama, Barcelona, 2005.
Sus autores son físicos y Charpak es Premio Nobel de Física.
Como quien dice y con los científicos filosofando, estamos de "eterno retorno" a los filósofos naturales y a la filosofía natural.
Claro que está también la otra filosofía: "la medicina del alma", pero ese es otro asunto de buenas intenciones y buenos negocios, con algunas excepciones.
Y, a todas éstas, ¿dónde queda la filosofía especulativa?
¿En las palabras de los poetas?
***
Mejor me pongo a especular en filosofía cuántica:
- Como lo decían los más antiguos de los antiguos griegos: en el pasado está prefigurado el futuro. El presente es un estado de paso.
- O la respuesta de Yahvé a Moisés: "Yo soy el que es".
- Lo que "es", "es", porque "es", así no se sepa todo al respecto y quizás nunca se llegue a saberlo, pero "es".
- Lo que "es", "es", porque es posible, porque ya fue otro "es" y porque será otro "es", pero no cualquier "es", sólo otro "es" que sea posible.
- No es un "es" determinista, porque ni se dice ni se determina que ese "es" será una u otra cosa, sino que ese "es" será lo posible que tiene que ser: un "es" en una infinitud de "es" posibles en el tiempo y el espacio, pero, aun más, en la materia, incluidas la radiación y la luz.
- Tiempo, espacio y materia, son convenciones conceptuales para denominar unos "es" que son sólo un "es": la trasmutación de lo infinitamente minúsculo en lo infinitamente mayúsculo y viceversa, infinitamente. Igual para todo lo que "es".
- Azar que deja de ser azar cuando el "es", "es". Un determinismo que deja de ser determinismo cuando el "es" deja de ser ese "es".
- La libertad, mejor que libre albedrío: El "es" es libre porque ese "es", ya fue un "es", es un "es" y será otro "es" posible.
- Lo que se puede saber de ese "es": que ya fue, que "es" y que será, pero nunca exactamente lo qué fue, es y será.
- Toda acción, física, fisiológica o mental, interna o externa, minúscula o mayúscula, consciente o inconsciente, voluntaria o involuntaria, con intención o sin intención, etc., que me afecte, me afecta y me trasforma necesariamente en otro que sea posible, minúscula o mayúsculamente.
- Cualquier decisión que yo tome, trasforma y me trasforma en el estado posible que fui, soy y seré.
- Un "es" que será porque ya fui, ya soy y ya seré.
***
Tener conciencia de que fui, soy y seré, así como tener conciencia de recordar, manipular, proyectar, comunicar, con obvias limitaciones, es algo que bien sabe la conciencia y lo hace consciente; lo difícil es contarlo, trasmitirlo a los otros.
***
La conciencia (Yo, sí mismo, etc.) depende del lenguaje, muy limitado, para expresarse, explicarse y comunicarse con otras conciencias.
***
La conciencia individual v/s. la conciencia universal. Individuo autónomo, libre v/s. masa de individuos conectados, interrelacionados.
¿Será, acaso, ese el destino de la humanidad? (ver más adelante las profecías de la evolución).
***
El sentido de la existencia de una abeja para sí misma, para la colmena y para el universo, es igual al sentido de la existencia de un Homo-Humano para sí mismo, para la humanidad y para el universo: ser uno en la suma del infinito.
***
Sólo que el Homo-Humano siente que tiene conciencia y es consciente de ello, se conoce a sí mismo y conoce el universo: el universo se contempla a sí mismo.
***
Tengo conciencia porque siento y porque soy consciente de mis sentimientos. Los sentimientos son la conciencia y lo consciente de mi mismo en lo otro y en los otros.
***
Pero, antes de aprender a pensar, debí aprender a sentir.
***
Sé que pienso porque siento.
Sé de sentimientos sin palabras.
Sé de palabras sin sentimientos.
Las palabras sin sentimientos:
No me interesan.
Los sentimientos sin palabras:
Me confunden.
Sé de palabras enamoradas,
que enamoran.
Sé de palabras envenenadas
y afiladas.
Sé de besos y caricias sagrados.
Sé de epifanías por un beso.
Sé de éxtasis por una caricia.
Sé de palabras que matan.
Sé de besos venenosos.
Sé de caricias que rompen la piel.
Pero,
¿qué es una palabra?
¿qué es un beso?
¿qué es una caricia?
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Lo trascendente es trascendente no porque exista un absoluto, sino porque yo soy el que soy, el que fui y el que seré: uno en la suma total del infinito.
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A la célebre frase de Einstein "Dios no juega a los dados", es necesario añadir: "Con Dios no se juega". Dios no es un juguete, un comodín necesario para explicar los misterios de lo desconocido.
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Y para continuar mirándome en el espejo del universo y antes que el síndrome heideggeriano tome posesión de mi mente, retorno a la Naturaleza y propongo unas preguntas que me inquietan:
¿Si los millones de células que conforman un organismo vivo se han organizado homeodinámicamente para preservar y mantener el bienestar del organismo, cómo lo hacen?
¿Como se comunican entre ellas y cómo es la comunicación del organismo consigo mismo y con los demás organismos y con el mundo?
¿Será acaso posible que los Homo-Humanos puedan llegar a organizarse y comunicarse de una manera similar?
¿Será acaso que la rapidez de la evolución cultural habrá desbordado a la lenta evolución natural del Homo-Humano?
O, ¿Será acaso que la evolución cultural no es otra cosa que otra manifestación de la evolución del universo?
Así parece.
Millones de años de bios, evolución biológica. Y sólo unos cuantos miles de años de evolución cultural. Treinta o cuarenta mil años de zoé, de conciencia mitológica. Diez mil años de hacer cuentas con los objetos, de conciencia numerológica (la invención de los "sellos de cálculo"). Seis milenios desde la invención de la escritura, de conciencia logográfica. Menos de tres milenios de logos. Unas cuantas décadas de conciencia virtual, virtualidad en "tablillas de luz" en las cuales ya somos la letra.
Para viajar diez siglos hacia el pasado, ¿ya están próximos los tiempos en los cuales nosotros mismos seremos aquella letra?:

"Una letra de la que tú eres el sentido" (Ibn-Arabi).

Una evolución cultural de la que Jorge Luis Borges fuera un profeta de su Apocalipsis:

"El contacto y el hábito de Tlön han desintegrado este mundo. Encantada por su rigor, la humanidad olvida y torna a olvidar que es un rigor de ajedrecistas, no de ángeles. Ya ha penetrado en las escuelas el (conjetural), "idioma primitivo" de Tlön; ya la enseñanza de su historia armoniosa (y llena de episodios conmovedores) ha obliterado a la que presidió mi niñez; ya en las memorias un pasado ficticio ocupa el sitio de otro, del que nada sabemos con certidumbre -ni siquiera que es falso-. Han sido reformadas la numismática, la farmacología y la arqueología. Entiendo que la biología y las matemáticas aguardan también su avatar... Una dispersa dinastía de solitarios ha cambiado la faz del mundo. Su tarea prosigue".
"Entonces desaparecerán del planeta el inglés y el francés y el mero español. El mundo será Tlön"
(Jorge Luis Borges, Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, en Ficciones - El Aleph -El informe Brodie, Colección Ayacucho, Caracas, 1986 (264 p.), p. 16).

Pero, si este Apocalipsis del mundo de Tlön parece aterrador, mucho más asombrosa es la profecía de Philip K. Dick, quien, en 1964, en su novela Tiempo de Marte, planteaba esa CONCIENCIA VIRTUAL a la que se refería Roberto Bolaño:

Dick es el primero, literariamente, en hablar con elocuencia de la CONCIENCIA VIRTUAL. Dick es el primero, y si no el primero el mejor, en hablar sobre la percepción de la velocidad, la percepción de la entropía, la percepción del ruido del universo en Tiempo de Marte”.
(Roberto Bolaño, Entre paréntesis, Anagrama, Barcelona, 2004, p. 183.).

Es ese el mundo que Dick creó para la mente de Manfred Steiner, un personaje que se comunica con los otros, con los animales y con las máquinas a través de su mente y quien puede anticipar y hasta condicionar el futuro, razones por las cuales "los normales" lo consideran esquizofrénico. Ese mundo, mentalmente virtualizado, ya empieza a existir, como puede deducirse por estas pocas citas de la novela de Philip K. Dick:
"—Leí algo sobre un niño que se creía una máquina —dijo Arnie—. Decía que para que funcionara había que enchufarlo" (p. 146).
[...]
"Casi me parece que Manfred no sólo conoce el futuro; en cierto modo lo controla. Puede hacer que suceda lo peor posible porque eso es lo natural para él, porque así ve la realidad. Es como si estando a su alrededor nos fuéramos sumiendo en esa realidad, como si nos embebiera y nos reemplazara la forma de ver las cosas, y por alguna razón no sucediera la clase de acontecimientos a que estamos habituados. Para mí no es natural pensar así; nunca antes he tenido esta sensación del futuro" (p. 158).
[...]
"—Pensaba en algo que dijo Arnie antes de morir. Yo estaba con él. Dijo que no estaba en un mundo real, sino en la fantasía de un esquizofrénico, y ahora eso me ronda la mente. Nunca se me había ocurrido pensar cuánto se parece nuestro mundo al de Manfred... Yo creía que eran absolutamente distintos. Ahora veo que es más una cuestión de grados" (p. 246).
(Philip K. Dick, Tiempo de Marte, Minotauro, Barcelona, 2002.)
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¿Es acaso un retorno de la evolución cultural a los causes propios y naturales de la evolución biológica?
¿Es acaso ese el fin de la evolución de la mente: una CONCIENCIA VIRTUAL, biológica que inventa una extensión de sí misma por medio de una CONCIENCIA VIRTUAL, tecnológica?
Por el momento, lo mejor es decir con Heráclito:
"14 [A 18] La vida es un niño que se divierte moviendo las fichas por el tablero; es el reino del niño".
(Giorgio Colli, La sabiduría griega, Heráclito, III, Trotta, Madrid, 2010, p. 33).
Otro tema de iones y eones para dar y convidar.
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Como curiosidad, cito la explicación de Heidegger a este fragmento de Heráclito, al referirse al segundo proyecto de Nietzsche del "eterno retorno de lo mismo" que ya había citado en PS. Carta eleusina No. 1:
"El segundo proyecto invierte el orden de los pensamientos principales al comenzar con el del eterno retorno. Dice así (XII, 426):
«1) El conocimiento más poderoso.
2) Las opiniones y los errores transforman al hombre y le dan las pulsiones, o bien: los errores incorporados.
3) La necesidad y la inocencia.
4) El juego de la vida.»
Este proyecto también proporciona algunas indicaciones en otro respecto: «La necesidad» no se refiere a cualquier necesidad sino a la del ente en su totalidad. «El juego de la vida» nos recuerda inmediatamente una sentencia de Heráclito, el pensador al que Nietzsche se σεία más próximo: αιών παΐςέστι παίδων, πεσσεύων ποαδοςή βασιΛηίη (fr. 52). «El eón es un niño que juega, jugando con fichas sobre un tablero; de un niño es el dominio» (sobre el ente en su totalidad).
Con eso se indica: el ente en su totalidad está dominado por la in-nocencia [Un-schuld]. La totalidad es αιών. Es prácticamente imposible traducir esta palabra de manera adecuada. Alude a la totalidad del mundo, pero, a la vez, tomada como tiempo y referida por medio de éste a nuestra «vida», alude al transcurso vital mismo. Se suele determinar el significado de αιών del siguiente modo: Eon alude al «tiempo» del «cosmos», es decir de la naturaleza, que se mueve en el tiempo que mide la física. De este tiempo se distingue el tiempo de nuestras «vivencias». Pero lo que se nombra con αιών está más acá de ese tipo de distinciones. Asimismo, se piensa el κόσμος muy pobremente cuando se lo representa de modo cosmológico.
El uso que hace Nietzsche de la palabra «vida» es ambiguo. Nombra la totalidad del ente y, al mismo tiempo, nuestro modo de estar «entremezclados» en esa totalidad. Una ambigüedad análoga se da al hablar de «juego» (cfr. la primera de las «Canciones del Príncipe Vogelfrei»: «A Goethe»; apéndice a la segunda edición de La gaya ciencia, 1887; v. t. II, págs. 380 s.)".
(Martin Heidegger, Nietzsche, Vol. I, Destino, Barcelona, 2000, pp. 272-273).
Añado y aclaro: las citas que hace Heidegger corresponden a la «edición en gran octavo» de las obras completas de Nietzsche, basada en los trabajos de Peter Gast y en el Archivo Nietzsche-Foster-Nietzsche y que fuera la oficial hasta 1964, cuando comienza a aparecer la edición crítica de G. Colli y M. Montinari, que la remplazó.
(Escribí para mí, para ti, para quien sea),
"Que sigas bien"
Iván Rodrigo García Palacios.




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