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lunes, 14 de marzo de 2011

Carta eleusina No. 7




Iván Rodrigo García Palacios
Carta eleusina No. 7
"Los sentimientos de dolor o placer, o de alguna cualidad intermedia, son los cimientos de nuestra mente" (Antonio Damasio, En busca de Spinoza. Neurobilogía de la emoción y los sentimientos, Crítica, Drakontos, Barcelona, 2009, p. 9).


Apreciado Lucilio, "te saludo"
Continuando con mis juegos de gaya ciencia.
Pero antes, un apunte y una cita sobre el conflicto "zoé y logos", vida y razón:
Vistas las cosas, nos debatimos entre La Sabiduría de la Vida (zoé, la vida indestructible) y La Filosofía de la Racionalidad (logos). La zoé se siente, el logos se piensa. Sentir y pensar. Puedo sentir mi pensar y puedo pensar mi sentir; mi sentir será mi pensar, pero mi pensar no será mi sentir. He ahí el abismo: enigma y Laberinto:
"[...] el enigma, que es el equivalente en la esfera apolínea de lo que el Laberinto es en la esfera dionisíaca: el conflicto hombre-dios, que en su aspecto visual aparece representado simbólicamente por el Laberinto, en su trasposición interior y abstracta encuentra su símbolo en el enigma. Pero, como arquetipo, como fenómeno primordial, el Laberinto no puede prefigurar otra cosa que el "logos", la razón. ¿Qué otra cosa, sino el "logos", es un producto del hombre, en que el hombre se pierde, se arruina? El dios ha hecho construir el Laberinto para doblegar al hombre, para devolverlo a la animalidad: pero Teseo utilizará el Laberinto y el dominio sobre el Laberinto que le ofrece la mujer-diosa para vencer al animal-dios. Todo eso puede expresarse en los términos de Schopenhauer: la razón está al servicio de la animalidad, de la voluntad de vivir; pero mediante la razón se llega al conocimiento del dolor y del camino para vencer el dolor, es decir, la negación de la voluntad de vivir" (Giorgio Colli, El nacimiento de la filosofía, Tusquets, Barcelona, 2009, pp. 29-30).
***
¿Qué es la genialidad? Un destello en las llamas de la lámpara de Diógenes el Kínico que ilumina y revela rincones ocultos y oscuros del corazón humano y de los misterios del universo. El combustible de la lámpara de Diógenes es la carne de humanos para quienes su destino miserable es generar ese destello.

***

Las palabras siempre mienten por omisión, exceso e intención.
***
El placer y el dolor son las cualidades y condiciones de la vida.
***
El infierno y el paraíso son sólo aquello que nos han legado nuestros padres:
El gran placer: anhelar la vida eterna.
El gran dolor: la muerte.
***
- Las leyes de Epicuro y Spinoza:
El arte o la ciencia del saber vivir está en saber que por naturaleza el placer y el dolor no son ni buenos ni malos, sino en saber disfrutarlos en lo que es bueno y evitar en lo que es malo.
***
Desde el principio y hasta el fin, el placer y el dolor, tanto el placer y el dolor de las sensaciones biológicas, como el placer y el dolor de los estados existenciales, hacen lo que somos, fuimos y seremos.
Todo lo que es y todo lo que somos: espacio y tiempo, materia y energía que se trasforman, estaban ahí, bajo el imperio de las leyes que rigen a la Naturaleza y al universo, desde antes, mucho antes que fuéramos lo que somos.
***
Sin aceptamos la teoría del "Big-Bang", desde hace 14 ó 15 mil millones de años, el tiempo y el espacio; la materia y la energía, según sus propias leyes, se han relacionado, reaccionado, interactuado, entre sí para formar el universo y todo lo que existe en él y que ahora empezamos a conocer.
Hace 3.800 millones de años, por la acción de esas mismas leyes y en un fenómeno que todavía no ha sido precisado, un grupo de elementos del universo y de la Naturaleza se unieron y reaccionaron, porque esas son las leyes para la materia y para la energía en la Naturaleza, para propiciar la formación y emergencia del primer organismo unicelular dotado con las cualidades de lo que, desde los antiguos griegos, se denomina bios o vida, y del que descienden todos los organismos hasta hoy.
Las cualidades de ese primer organismo unicelular, a las que para el caso voy a llamar imperativos naturales, son:
- Supervivencia.
- Reproducción.
- Adaptación.
Imperativos naturales cuyas condiciones necesarias son las siguientes:
- Ser capaz de mantener su integridad en el tiempo y el espacio.
- Ser capaz de autorregularse (homeostasis), alimentarse, gestionar su propia energía y trasformación (mitocondrias) y sobrevivir.
- Ser capaz de replicarse y reproducirse (modos de reproducción).
- Ser capaz de trasformarse, mutar y adaptarse (sexualidad, adaptación genética).
- Ser capaz de comunicarse, relacionarse, unirse y asociarse con otros (modos de comunicación).
- Ser capaz de actuar, manipular, organizar y trasformar, tanto a sí mismo, como a los otros y al mundo (mente, modos de adaptación cultural).
Todas esas cualidades y muchas otras, ya estaban contenidas en el primer ADN, el mismo que, por esos 3.800 millones de años ha evolucionado hasta el Homo-Humano actual y que hace 630 millones produjo el colágeno con el cual unir, formar, pegar y mantener, en agrupaciones mayores, a grandes grupos de organismos unicelulares.
Los primeros organismos complejos que, por su asociación, podían cumplir, con mayor utilidad y beneficio común, las finalidades imperativas de sobrevivir, reproducirse y adaptarse, fueron las esponjas o poríferas.
***
En la próxima carta desahogaré mis inquietudes sobre el sentido de la vida.
Hasta entonces.
(Escribí para mí, para ti, para quien sea),
"Que sigas bien"
Iván Rodrigo García Palacios.
"Alegría es la redención, el éxtasis fuera del mundo" (Giorgio Colli, Einleitung a Ellenismo e oltre, p. 230).

Carta eleusina No. 6




Iván Rodrigo García Palacios
Carta eleusina No. 6
Espíritu - es la vida que muerde en la propia carne ¡en su padecimiento acrecienta su saber!” (Nietzsche).


Apreciado Lucilio, "te saludo"
Continuando con mis juegos de gaya ciencia:
***
El Homo-Humano, los otros, el mundo y la Naturaleza son tan sencillos y simples como se lean o escriban, pero también, tan complejos, asombrosos y fascinantes, como la lectura y la escritura que se realice de ellos.
***
En una Naturaleza y un mundo caótico e ingobernable, la vida se debate entre el caos y el orden. Al cerebro le repugna el desorden y de la misma forma que regula el funcionamiento fisiológico, trata de regular, de darle un orden, de mantener una organización, un sistema, un modelo, una estructura, un gobierno, a todo lo que percibe y, a partir de ello, se desarrollan la mente, la cultura y el descubrimiento de conocimiento.
Pero también, el cerebro es arrastrado, inevitablemente, por el poder, las fuerzas y las leyes del caos y la entropía, esas que todo construyen y todo destruyen.
Dionisios y Apolo jugando con el destino del Homo-Humano.
De la materia y la energía organizadas, emergió la vida. La vida evolucionó hasta la conciencia y se hizo consciente de sí misma y de la materia y la energía que la hicieron posible: Dionisios y Apolo, indisolubles.
***
El Homo-Humano es lo que es: bestia, ángel y demonio.
***
Aun cuando, pensándolo mejor, el Homo-Humano es un poquito de materia y energía organizadas, pero con pretenciones.
***
El hombre común, desea.
El hombre superior, anhela.
***
Para un breviario de las Leyes de la Vida:
- Leyes imperativas:
Supervivencia, reproducción, adaptación.
- Leyes de lo vivo:
Sentir y reaccionar (para Giorgio Colli: Interioridad y expresión). 
Leyes derivadas:
- Ley del Saber Vivir:
"Goza y haz gozar" (D'Holbach).
- Ley de la Adaptación o Ley del Conocimiento:
Sé que soy cuerpo que siente y reacciona.
A partir de lo conocido se explora en lo desconocido:
Si se conocen las causas del sentir (sensación) y del reaccionar (reacción), es posible determinar las consecuencias. O como lo propone Giorgio Colli: interioridad (Dionisios) y expresión (Apolo).
"Se aclara ahora el significado final dado por nosotros a lo dionisíaco: es la fase de aspiración íntima de ciertos hombres antes de alcanzar toda expresión, el impulso de superar todo lo que es humano, como interioridad del gran individuo. Lo dionisíaco individual es interioridad pura, sentimiento y voluntad desnudos de imágenes. Ellos están convencidos de que en su alma está el secreto del mundo, y en el curso de la vida heróica que han elegido para sí se elevan a sus intuiciones místicas". (Giorgio Colli, Einleitung a Ellenismo e oltre, p. 230).
[...]
"Lo apolíneo es entonces, en sentido amplio, expresión". (Giorgio Colli, Einleitung a Ellenismo e oltre, p. 211).
***
- Ley de la Solidaridad:
Solidaridad: es la unión voluntaria de las fuerzas individuales en un grupo o comunidad para enfrentar unidos al miedo y al peligro y así satisfacer las necesidades de todos, individuales y colectivas, con equidad.
- Ley de la Filosofía:
"Actuar sobre las causas supone que se conoce la naturaleza y que se la "corrige" (...). Los motivos actúan, sí, pero es posible actuar sobre ellos. Buena nueva, sin duda, porque, de lo contrario, no es posible ninguna filosofía, en la medida en que toda filosofía propone un deber ser como remedio al ser" (Michel Onfray, Los ultras de las luces, p. 252).
- Leyes de la sabiduría y la estulticia del cuerpo y la cultura:
El cuerpo es sabio y estulto, porque si bien ha evolucionado hasta asombrosos grados de complejidad para cumplir los imperativos de la supervivencia, la reproducción y la adaptación, también tiene las capacidad de engañarse y perjudicarse (resistencia al cambio).
La cultura es sabia y estulta, porque, así como ha inventado la filosofía, las ciencias y las artes, también tiene la capacidad de producir interferencias, consigo misma y con el cuerpo, las que perjudican a la vida, por ignorancia, estupidez y malas intenciones (fundamentalismos).
- Ley de la Madre:
Es aquella que se origina en la necesidad de la madre de proteger a sus hijos y que se representa en el hogar, la fogata, el fogón, que crea una esfera cálida y solidaria donde se acogen, se refugian, los miembros del grupo o la comunidad, los hijos de la Madre Tierra, para enfrentar unidos el miedo y la necesidad por medio de la solidaridad.
- Ley del Padre:
Es la ley institucionalizada, de las instituciones, que el hombre se ha inventado para imponer su dominio sobre los otros y el mundo, construyendo fronteras, barreras, muros, con el fin de establecer y perpetuar su poder y propiedad.
***
MATRICIAL-PATRICIAL
Matricial: La Naturaleza es la gran diosa, la gran madre de todo lo existente, en relación solidaria.
Patricial: Dioses masculinos, inventados por los hombres, los cuales, con o sin la participación de diosas mujeres, crearon el universo y en él a las mujeres y a los hombres y al resto de las cosas, para su disfrute.
Aquellas cosmogonías y mitologías de la Gran Madre, “matriciales”, horizontales, solidarias, fueron sustituidas por las nuevas cosmogonías y mitologías invocadas por los hombres: “patriciales”, verticales, jerarquizadas y violentas, el Gran Padre que discrimina entre hombres y mujeres, fuertes y débiles, bien y mal, etc., y quien delega en el hombre y no en la mujer, el dominio sobre todas sus creaciones.
***
Es de la carne viva (materia y energía organizadas) de donde emergen los anhelos y las obras de los Homo-Humanos, pero sólo serán del espíritu su bondad o perversión.
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En fin, otra historia sin fin.
(Escribí para mí, para ti, para quien sea),
"Que sigas bien"
Iván Rodrigo García Palacios.
"Alegría es la redención, el éxtasis fuera del mundo" (Giorgio Colli, Einleitung a Ellenismo e oltre, p. 230).


Carta eleusina No. 5





Iván Rodrigo García Palacios
Carta eleusina No. 5
"Si el físico puede llegar a conocer aquello que hemos llamado un fenómeno primigenio, queda entonces aliviado, y el filósofo con él. El primero porque está convencido de haber llegado a los límites de su ciencia, de que se encuentra en las alturas empíricas, desde donde, hacia atrás, puede vislumbrar la experiencia en todos sus niveles, y, hacia adelante, el reino de la teoría, donde puede penetrar. El filósofo queda aliviado porque toma del físico algo último, que para él se convierte en algo primero".
J. W. Goethe, Teoría de los colores.


Apreciado Lucilio, "te saludo"
Continuando con mis juegos de gaya ciencia:
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Nunca estará perdido aquel que siempre sabe qué y cómo siente, sabe quién es y sabe dónde está, porque siempre sabrá qué quiere, cómo lograrlo y a dónde ir.
"Conocer qué somos para saber qué podemos y qué debemos hacer" (Pierre Charron citado por Michel Onfray).
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El gran Anhelo:
Nunca nadie está contento con lo que tiene. Los humanos siempre quieren "algo más", pero nunca saben qué.
La perpetua insatisfacción tiene dos caras: es El Gran Anhelo, la gran motivación que nos impulsa a viajar a las estrellas, pero también es el infierno al que nos condenan la impotencia y la ambición.
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Tres paradojas:
1. El Homo-Humano es más de lo que piensa qué es, pero menos de lo se cree qué es.
2. Todos los organismos vivos son determinados. El Homo-Humano es más libre de lo que piensa, pero menos de lo que él se cree.
3. Mujeres y hombres son diferentes, más de lo que piensan, pero menos de lo que ellos se creen.
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El cuerpo ya existía como un todo desde antes que el Homo-Humano inventara la palabra para nombrarlo y escindirlo.
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Todo organismo vivo depende, necesariamente, de la comunicación para cumplir los imperativos básicos: supervivencia, reproducción y adaptación.
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Los Homo-Humanos dependen, necesariamente, de la comunicación para lograr Ser, desarrollarse en todo sentido, inventar la cultura y, con ella y en el mundo, lograr todo lo que son y hacen.
"La cultura (...) llega incluso a ser capaz de influir en la evolución genética" (Luigi Luca Cavalli Sforza, La evolución de la cultura, Anagrama, Barcelona, 2007, p. 19).
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La definición, finalidad, efectos y resultados, de la comunicación, referida a esos imperativos básicos, estará determinada por las circunstancias y condiciones biológicas, ambientales y genético-culturales de los individuos y de los grupos de individuos, bien sea por su naturaleza o bien por la asociación predeterminada o deliberada entre ellos.
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La comunicación de los Homo-Humanos, además de por los imperativos anteriores, está determinada por las culturas propias y por la genética. Las culturas, como la genética, evolucionan y esa evolución cultural se genera dentro del mundo y en el ámbito de cada cultura y en las relaciones entre las culturas.
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Se podría decir, a manera de hipótesis descabellada, que las culturas y cada cultura en particular, es el desarrollo y evolución de los modos, maneras e inventos, mediante los cuales el Homo-Humano y los grupos asociados de Homo-Humanos, Son y Están en el mundo.
Como lo propuso Marshall McLuhan: todo lo que inventa el Homo-Humano es una extensión de su propio cuerpo. El primer invento: la cultura.
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Las palabras siempre mienten. El cuerpo nunca miente.
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Si se acepta como válido que todo acto de expresión y de comunicación humana es el resultado y la expresión organizada de un proceso biológico, cerebral, neuronal, mental y cultural, se podría proponer, entonces, que entre los propósitos de las investigaciones y estudios de la neurocomunicación (neuropropaganda, neuropublicidad, neuropolítica, neuromarketing, etc.), deben estar los siguientes:
- Desentrañar los procesos neurobiológicos y culturales por medio de los cuales se provocan y producen las reacciones, síntomas, gestos, señales e imágenes, en los procesos de comunicación y cómo se desarrollan los códigos articulados y sistematizados y, a partir de estos, identificar los propósitos y significados, particulares y universales, con los cuales los Homo-Humanos expresan y comunican sus necesidades, intenciones, deseos, etc, al mismo tiempo que deciden y realizan sus acciones, bien por imperativa naturaleza (actividad pre-reflexiva, automática e involuntaria) o bien por deliberada decisión (actividad reflexiva).
- Desentrañar el funcionamiento y los procesos y con ellos las reacciones, síntomas, gestos, señales, imágenes y efectos, neurales y virtuales, que provocan y producen las expresiones de comunicación a través de las palabras, imágenes, sonidos, etc. y cualquiera otro sistema articulado de señales, signos, símbolos, palabras, etc., así como determinar los efectos y las consecuencias que estas significan para las decisiones, actuaciones y comportamientos de los individuos. Este ha sido el campo de investigaciones y estudios de la neurolingüítica, la psicolingüítica, etc.
- Dotar, deliberada y específicamente, de significados y del poder de generar reacciones, síntomas, gestos, señales e imágenes, neurales y virtuales, a las señales, signos, símbolos, palabras, imágenes, sonidos, etc., de los lenguajes e idiomas articulados, con un propósito previamente definido, establecido, evaluable y controlable. Este ha sido el campo -no teorizado- de la acción de las artes y de los artistas.
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(Escribí para mí, para ti, para quien sea),
"Que sigas bien"
Iván Rodrigo García Palacios.

Carta eleusina No. 4



Iván Rodrigo García Palacios
Carta eleusina No. 4


Espíritu - es la vida que muerde en la propia carne ¡en su padecimiento acrecienta su saber!” (Nietzsche).


Apreciado Lucilio, "te saludo"
Como me sucede siempre que concluyo la escritura de alguno de mis divertimentos: al terminar la escritura de "Nietzsche: El enigma de Ariadna", estoy pasmado, apenas siento y pienso en breves imágenes.
Así que para sentir con la frase de Nietzsche y mientras se me pasa esta depresión posparto, me entretengo jugando a la gaya ciencia y escribo las notas que ahora guardo aquí para recordarlas luego, pues sé que en ellas están el germen y las semillas de mis próximos juegos de Lectura Lúdica.
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La Naturaleza es la Ley.
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Del punto de partida y de la meta, nada sé. Sólo el camino me pertenece.
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El universo se nos hace más viejo cada vez que descubrimos un nuevo conocimiento.
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Los cuerpos sienten. Todo lo demás, se piensa.
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Definía Spinoza: mente y cuerpo son atributos paralelos, manifestaciones de la misma sustancia (Ética, parte I), para luego agregar:
"La mente humana es la idea del cuerpo humano".
(Spinoza, Ética, parte II).
Cuerpos que sienten, porque:
"Los sentimientos de dolor o placer, o de alguna cualidad intermedia, son los cimientos de nuestra mente" (Antonio Damasio, En busca de Spinoza. Neurobilogía de la emoción y los sentimientos, Crítica, Drakontos, Barcelona, 2009, p. 9.).
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El cuerpo es un compuesto organizado de materia y energía que procura el mantenimiento de tal organización para sobrevivir con bienestar a partir de las imágenes neurales y virtuales permanentes y continuas de su estado de forma.
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Para el cuerpo no existen adentro ni afuera, es la mente el mediador que organiza al mundo.
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La mente es la gestora y gestionadora del archivo dinámico y virtual de las imágenes, neurales o virtuales, placenteras o dolorosas, del cuerpo, el mundo y los otros, las que el cuerpo y el cerebro procesan para informarse de sus estados y reaccionar a aquello que los afecta.
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A la mente le repugna el desorden e inventa códigos para facilitar, mantener, imaginar, pensar y proyectar el orden.
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La imaginación es la trasformación de las imágenes neurales en imágenes virtuales para su manejo, memorización y comunicación.
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El pensamiento es la verbalización que producimos de las imágenes, neurales o virtuales, placenteras o dolorosas, del cuerpo, del mundo y de los otros para su manejo, memorización y comunicación.
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Las palabras siempre mienten. Los cuerpos nunca mienten.
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¿Qué debe hacer el filósofo cuando la ciencia disuelve la solidez de sus certezas?
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Las filosofías y las ciencias nacieron de la antigua Sabiduría griega. Al principio como hermanas siamesas, luego, las ideologías las hicieron enemigas irreconciliables... hasta el sol de hoy.
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Filosofías y ciencias son la misma cosa: pensamientos.
Las artes son la expresión de las sensaciones de las imágenes de la vida.
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Las ciencias son el estudio de lo que Es. Las filosofías son las propuestas de lo que debe Ser. Las artes son las expresiones de la vida.
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Todo lo que tiene limite es determinado. El límite del Homo-Humano es la Naturaleza.
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Cuando el Homo-Humano emergió del laboratorio de la Naturaleza, ese compuesto organizado de materia y energía ya había acumulado más de tres mil millones de años de experiencia evolutiva. ¡Una impresionante sabiduría!
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Esa Gran Sabiduría es la que da lugar a la Gran Inteligencia del Homo-Humano y es de ella que emergen todas sus otras inteligencias:
- Inteligencia reactiva.
- Inteligencia genética.
- Inteligencia de los sentidos.
- Inteligencia de los instintos.
- Inteligencia de las emociones.
De las cuales, a su vez, se derivan las siguientes:
- Inteligencia de los apetitos y las motivaciones.
- Inteligencia de los deseos.
- Inteligencia de las pasiones o afectos (ver Spinoza, Ética, para los afectos).
- Inteligencia de los sentimientos.
Pero y lo más asombroso, de todo ello emana aquello que eleva lo humano por sobre la materia y la energía original:
- La carne que anhela: El Gran Anhelo: El Espíritu.
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Es de ese cuerpo y de esa mente de los que los neurocientíficos Antonio Damasio y Marco Iacoboni investigan los procesos que nos distinguen como humanos y de los que emergen todas esas inteligencias que se desarrollan en las culturas: las inteligencias múltiples que investigara Howard Gardner.
En fin, asuntos temas y Lecturas Lúdicas que hacen arder mi carne como estrellas en la bóveda de mi cráneo y que mantienen el furor de mi viaje por las constelaciones de lo desconocido.
(Escribí para mí, para ti, para quien sea),
"Que sigas bien"
Iván Rodrigo García Palacios.

Carta eleusina No. 3




Iván Rodrigo García Palacios
Carta eleusina No. 3


Apreciado Lucilio, "te saludo"
En respuesta a mi anotación:
Todo lo que existe es pasado. Todo es eterno retorno. El futuro no existe, todavía, y el futuro que imaginamos o pensamos, ya es pasado. Y, ¿el presente?: ¿necesidad?
Me propones:
Pensar es una actualización de la memoria. El pasado es profético. El presente es una mística. El futuro es un deseo de perdurar.
Ahora sí que Somos y Estamos en esos territorios que, por más que se los explore y cartografié, no dejan de deparar asombros, pareciera que permanecen como territorios siempre por conocer: el laberinto dionisiaco y el enigma apolíneo.
Como cada uno de esos territorios es en sí un mundo, ahora sólo voy a elaborar algunas consideraciones sobre la conexión que se establece entre lo que pienso sobre "la necesidad, el espacio y el tiempo" y lo que interpreto en "ese deseo de perdurar", en los que yo contemplo la emergencia del cuerpo, la mente y el espíritu: "la Necesidad, el Espacio y el Tiempo".
Para ello y sin salirme, por el momento, del ámbito de los misterios eleusinos o, lo que para mí, es la Lectura Lúdica, la que bien puede considerarse como acción previa o simultánea o complementaria con la Terapia dialógica en el Tercer mundo del diálogo, voy a explorar algo a la manera de las arqueologías genéticas de Michael Onfray.
Si estoy en lo cierto y como ya lo expuse en las cartas anteriores, las celebraciones eleusinas se proponían la "sanación" del espíritu colectivo e individual por medio las sabidurías dionisiaca y apolínea, tal y como lo hiciera Epiménides en Atenas para purificarla y restaurar, en el ánimo de los atenienses, la tranquilidad y la sabiduría del gozo primitivo.
Al igual que aquellos atenienses, habitamos la ciudad del tiempo y el espacio convencionales y, simultáneamente, Somos y Estamos inmersos en el universo "del tiempo que no envejece" y el espacio sin espacio de lo místico. En el tiempo y el espacio convencionales, la memoria se actualiza y reorganiza para interpretar el pasado, enfrentar el presente y proyectar en el futuro. En "el tiempo sin tiempo" y en el espacio sin espacio de lo místico, se habita en el tiempo de Ananke (la Necesidad) y en el espacio de su idéntica por naturaleza, Adrastea:
"La [teogonía] trasmitida por Jerónimo y Helánico -si es que no se trata de una misma persona- se expresa así: Desde el principio existía el agua, y la materia, de donde tomó cuerpo la consolidación de la tierra... Después de estos dos principios, agua y tierra, y a partir de ellos, se originó un tercero, un dragón con dos cabezas, una de toro y otra de león, y con la figura de un dios en el medio cuerpo; tenía también alas en los hombros, y su nombre era Tiempo que no envejece y, también, Heracles. Con él iba unida Ananke, idéntica por naturaleza a Adrastea, incorpórea y con los brazos extendidos sobre todo el ámbito del mundo, hasta tocar sus confines" (Damascio, Sobre los principios, 123 bis).
Esos son también la ciudad y el universo de "el tiempo sin tiempo" y el espacio sin espacio de Mnemosine:
"Mnemosine nos enseña que lo que tenemos que recuperar es precisamente el origen de todos nuestros recuerdos, ese punto en el que todavía no ha comenzado el tiempo. Y ésta exactamente es la enseñanza mistérica: el camino que hay que remontar para llegar al tiempo sin tiempo, la sucesión de generaciones de dioses y de hombres, la suma de los mitos de Orfeo, no son más que juegos de apariencias" (Giorgio Colli, La sabiduría griega, I, Trota, Madrid, 2008, p. 45).
Voy a comenzar por "el tiempo que no envejece", la Necesidad y "el ámbito del mundo" (Ananke = Adrastea).
Sobre el asunto de la Necesidad y a diferencia de los imperativos naturales, que explico más adelante, es también necesario considerar una Necesidad existencial imperativa: para poder Ser y Estar, sentirse y explicarse, el Homo-Humano necesita a "los Otros" y, para complicar las cosas, necesita "un Otro", único y específico que lo sienta y complemente en su destino.
He ahí el origen de la tragedia y la Sabiduría de los sabios más antiguos que los más antiguos de los sabios griegos. Ellos encarnaron en Dionisios, en Apolo y en Eros, a la Sabiduría y a la tragedia, la vida y el Logos:
Dionisios Baco, el que festeja en alegre compañía de los humanos. Dionisios Zagreo, el que en su soledad se contempla y contempla el mundo -creándolo- en el espejo, permitiendo así que los Titanes lo desmiembren para que sus miembros sean repartidos por el mundo en búsqueda de compañía. Y Dionisios Iakchos, el que resucita: "La estrella naciente "portadora de la luz de los misterios nocturnos" (Aristófanes, Las ranas), el dios por-venir".
Dionisios: la sabiduría de la vida. Apolo: la sabiduría del conocimiento, pero del conocimiento del futuro. Y Eros: el que, para el Sócrates del Banquete, es "el deseo de engendrar en lo bello" (Platón, Banquete, 180 c-e y 199 c - 212 c).
Ahora sí y en el ámbito de la Naturaleza. Por imperativo natural, toda la materia orgánica dotada con la vida, tal y como la conocemos en este planeta, responde a tres condiciones imperativas y a dos reacciones básicas: las primeras: sobrevivir, reproducirse y adaptarse; las segundas: atracción y rechazo, las que, en términos biológicos, son placer y dolor, la reactividad. Eso es lo que llamo "la Necesidad, el Tiempo y el Espacio" y es a lo que considero como el punto de partida de todo lo que, hasta ahora, ha sido y ha realizado el Homo-Humano y su presente.
Es de ese presente donde Son y Están el cuerpo, la mente y el espíritu y donde se manifiestan todas las necesidades: tiempo y espacio:
"(...) en realidad, el punto de arranque de las representaciones sensibles -o sea, su principio- puede pretender, con razón, denominarse "tiempo", igual que el punto de arranque de las representaciones abstractas -es decir, su principio- puede pretender, con la misma razón, denominarse "necesidad". Y, ¿quién podría negar que las representaciones abstractas están íntimamente "asociadas" con las sensibles?" (Giorgio Colli, La sabiduría griega, I, Trota, Madrid, 2008, p. 45).
Eso es lo moderno de los más antiguos sabios griegos y de lo que ahora algunos de los modernos disfrutan.
Para no complicarme con un análisis crítico extenuante e innecesario, por el momento, sólo voy a proponer, en el Tercer mundo del diálogo, el asunto sobre ese futuro que propones como "un deseo de perdurar", junto a lo que, por mi parte, propongo como la emergencia del espíritu, que son territorios comunes a nuestras exploraciones, coincidencias y divergencias.
Pero, en este ámbito, ¿que es el espíritu?
Simplificando, para los sabios griegos los asuntos de materia y espíritu, así como sus respectivas representaciones y sus conexiones, eran bien claros: lo sensible y lo abstracto; pero ese asunto se volvió complejo y complicado a partir de Platón y Aristóteles, lo que, casi todos sus epígonos, por diversidad de intereses personales, se han encargado de revolverlo en un galimatías, todavía sin fin.
Lo cierto es que, a diferencia del alma y el espíritus idealizados, el espíritu como manifestación sensible es mucho más real y poderoso, sin que por ello se pierda un ápice de su concepción maravillosa, porque, el espíritu como emanación de la vida natural, como lo propone George Santayana o, como otros antes que él, que lo consideraban una manifestación de la Naturaleza, es una fuerza real, concreta y poderosa de la naturaleza vital del Homo-Humano y eso es algo sobre lo que es posible actuar.
Antes, quiero precisar eso que llamas deseo y a lo que prefiero considerar anhelo -puede que sólo se trate de una diferencia semántica y que ambos estamos diciendo lo mismo-. Sin embargo, prefiero precisarlo, porque, tal y como lo explica el neurocientífico, Antonio Damasio, el deseo es todavía un impulso más cercano a la fisiología, mientras que el anhelo, como lo citaré más adelante, es un rasgo profundo o superior de la mente humana.
Atrás planteé el imperativo natural de la vida en el cual opera el deseo. Según la escala de complejidad de ese imperativo natural, todas las manifestaciones y expresiones de los organismos vivos están dirigidas imperativa y automáticamente hacia la supervivencia con bienestar (homeostática), la reproducción y la adaptación, a partir del mecanismo biológico de la reactividad: la reacción automática ante estímulos internos y externos de placer y de dolor: atracción-rechazo, lo cual funciona por medio de la acción de mecanismos y procesos que van de lo simple a lo complejo y que actúan simultáneamente según la sencillez o complejidad del organismo.
Estas reacciones, de lo simple a lo complejo, son:
"1. Respuestas inmunes, reflejos básicos, regulación metabólica.
2. Comportamientos de placer y dolor.
3. Instintos, apetitos y motivaciones.
4. Emociones, deseos, pasiones o afectos (ver Spinoza, Ética, para los afectos).
5. Sentimientos".
(Antonio Damasio, En busca de Spinoza. Neurobilogía de la emoción y los sentimientos, Crítica, Drakontos, Barcelona, 2009, p. 40).
Como se puede ver, el deseo, como tal, es todavía un mecanismo que, por su complejidad, necesariamente funciona entre lo fisiológico y lo mental.
Por su parte, el anhelo, como el mismo Antonio Damasio lo propone, es algo "más allá", por sobre y superior a esta escala:
"El anhelo es un rasgo profundo de la mente humana. Esta implantado en el diseño del cerebro humano y en el acervo genético que lo engendra, no menos que los rasgos profundos que nos conducen con gran curiosidad hacia una exploración sistemática de nuestro propio ser y del mundo que lo rodea; los mismos rasgos que nos impulsan a construir explicaciones para los objetos y situaciones de este mundo. El origen evolutivo del anhelo es completamente plausible, pero la explicación necesita otro factor para que uno pueda comprender por qué la constitución humana acabó por incorporar el rasgo. Creo que en los seres humanos primitivos funcionó un parecido factor de la misma manera que está funcionando ahora. Su consistencia tiene que ver con el poderoso mecanismo biológico que hay tras él: la misma empresa natural de autopreservación que Spinoza enuncia de forma tan clara y trasparente como esencia de nuestro ser, el conatus, es llamado actuar cuando nos enfrentamos a la realidad del sufrimiento y, en especial, de la muerte, real o anticipada, ya sea la nuestra o la de los que amamos. La perspectiva misma del sufrimiento y la muerte trastorna el proceso homeostático del espectador. La empresa natural para la autopreservación y el bienestar responde al trastorno con una lucha para evitar lo inevitable y corregir el equilibrio. La lucha provoca que encontremos estrategias compensadoras para la homeodinámica que se ha desviado del camino recto; y el darse cuenta de toda la situación comprometida es causa de profunda aflicción" (Antonio Damasio, En busca de Spinoza. Neurobilogía de la emoción y los sentimientos..., p. 249).
En este punto, la propuesta de Antonio Damasio se adapta, conecta y corresponde con mi idea:
El espíritu es un anhelo de futuro
Es de la carne (materia y energía organizadas) de donde emergen los anhelos y las obras de los Homo-Humanos, pero sólo será del espíritu su bondad o perversión: ángel y demonio.
Las ciencias del "más acá", las del "más allá" y las del "punto medio", exploran lo desconocido en su afán por desvelar el enigma de la vida y el sentido de ser humanos. Las primeras, desde la carne, las segundas, desde el alma y las terceras, desde el espíritu del mundo. Esas búsquedas, al parecer, se orientan en direcciones contrarias en ese eterno cíclo en el que al fin se reunirán ante el portón que Nietzsche llamó "instante" y es ese momento del que Santayana dice que el espíritu emana de la vida natural (Georges Santayana: Platonismo y vida espiritual, Trotta, Madrid, 2006, p. 57).
Hasta entonces y hasta que esas ciencias recorran sus caminos y se produzca el encuentro, he aquí unas miradas a los paisajes del espíritu.
Desde los remotos tiempos de la humanidad, los Homo-Humanos se han asombrado ante aquellas fuerzas y poderes que los superan y a las que han llamado espíritus.
Espíritus han sido las manifestaciones extraordinarias de la Naturaleza y sus criaturas, así como de todos aquellos fenómenos para los que, en ese momento, se carece de explicaciones y se las considera sobrenaturales.
Pero, también, espíritu se ha denominado a aquellos estados en los cuales los Homo-Humanos, individual o colectivamente, superan su débil y frágil condición. La historia de la humanidad es un extenso catálogo de actos de superación heroica. Pueblos e individuos que, desde casi la nada, han alcanzado metas y objetivos supremos o macabros.
De griegos y romanos y de aquellos que heredaron su espíritu, para localizarnos en Occidente, se sabe que espíritu fueron aquellas manifestaciones, numen o "soplo", de fuerzas y poderes superiores al común de los humanos y a las que asociaron con posesiones de dioses y demones. Héroes y "maniáticos" poseídos por una locura sagrada que los impulsaba a realizar actos supremos de bondad o perversión y es por ello que el espíritu ha sido considerado, desde antes y desde entonces, un poder y una fuerza moral. Moral que sólo me interesa considerar en su aspecto de superación de la condición humana y no de las confusiones del bien y mal.
A manera de lectura ilustrativa, sugiero la Paideia, de Werner Jaeger, sobre el origen y desarrollo del espíritu griego.
Y es en esa "locura sagrada", matriz de la sabiduría que explica Sócrates en Fedro, en la que el anhelo se trasforma en espíritu. Anhelo que es ese impulso y deseo vehemente por lograr algo y en el que se involucran y superan todas las energías y habilidades del cuerpo y de sus estados mentales.
Anhelo que, para las ciencias del "más acá", es lo ya citado atrás del neurocientífico Antonio Damasio.
Anhelo que, para las ciencias del "más allá", unas veces más cercanas a la carne y otras a lo que se llama alma, pero que es y continúa siendo espíritu, es esa fuerza y poder extraordinarios.
Ese espíritu fue claro y trasparente para griegos, romanos y orientales. Sin embargo, se complicó en el territorio de las religiones monoteístas con sus mundos sobrenaturales, que hicieron difíciles y peligrosas las manifestaciones y creencias en aquel espíritu, en ese espíritu que ellos sentían arder en su cuerpo y mente.
Por ejemplo, para Dante el espíritu del enamoramiento, el de la necesaria compañía:
"Y digo en verdad que a la sazón el espíritu vital, que en lo recóndito del corazón tiene su morada, comenzó a latir con tanta fuerza, que se mostraba horriblemente en las menores pulsaciones. Temblando, dije estas palabras: "He aquí un dios más fuerte que yo, que viene a dominarme" (Ecce deus fortior me, veniens dominabitur mihi). En aquel punto, el espíritu animal, que mora en la elevada cámara adonde todos los espíritus sensitivos del hombre llevan sus percepciones, empezó a maravillarme en gran manera, y dirigiéndose especialmente a los espíritus de la vista, dijo estas palabras: Se ha mostrado vuestra felicidad" (Apparuit jam beatitudo vestra). Y a su vez el espíritu natural, que reside donde se elabora nuestro alimento, comenzó a llorar, y, llorando, dijo estas palabras: "Ay de mí, que en adelante seré entorpecido a menudo" (Heu miser! quia frequenter impeditus ero deinceps!)" (Dante, Vida nueva).
De Dante a Giordano Bruno y el "espíritu de todas las cosas":
"El intelecto produce el espíritu; éste emana del intelecto como el fulgor emana de la luz. Y este fulgor colma de sí al universo, se difunde totalmente en todas las cosas y, así como el intelecto entiende todo en todo, así el espíritu ama y opera todo en todo. Lo definimos por tanto alma del mundo y espíritu de todas las cosas... Inicia, cumple y afina la propia obra, no según un movimiento local y como si procediera por fases sucesivas, sino según la naturaleza del propio ser presente por todas partes e íntimamente unido a las cosas, que pone a los entes en una sucesión ordenada según a la condición de éstos... Así este artista perfectísimo y eterno produce todo con una simple mirada, sin tener que aplicarse con diligencia" (Giordano Bruno, La lámpara de las treinta estatuas).
De Bruno a Spinoza, en los territorios del alma (mens), es el "conatus":
"PROPOSICIÓN IX
El alma, ya en cuanto tiene ideas claras y distintas, ya en cuanto las tiene confusas, se esfuerza por perseverar en su ser con una duración indefinida, y es consciente de ese esfuerzo suyo" (Ética, II).
Lo que se explicaría, también y según Spinoza, que el hombre se defina por su anhelo y, en general, todas las cosas por su conatus.
Esta ley del conatus es general para toda la naturaleza, aunque sólo en el hombre alcance la dimensión «psicológica» que la palabra «esfuerzo» parece conllevar.
Y de Spinoza, a Nietzsche, el filósofo del instinto:
"Basta amar, odiar, anhelar, o simplemente sentir, para que enseguida nos sobrevengan el espíritu y la fuerza del sueño y subamos por los más peligrosos caminos"(Friedrich Nietzsche, Gaya ciencia, Aforismo 58).
Y así sucesivamente, en la alternancia simultanea y permanente, eterna e infinita, del laberinto dionisiaco y el enigma apolíneo.
Esto es lo aterrador, hoy como hace 2.500 años, continuamos inmersos en la misma pesadilla: O un hombre producido y programado en los talleres de la naturaleza. O un hombre engendrado y dotado por Ideas en y hacia un lugar sobrenatural.
Lo uno y lo otro, laberinto y enigma, que se resuelven, tal como lo propone Aristóteles, en el espíritu y en la amistad:
108 Aristóteles, Fís. Γ 4, 203 b 7
"... lo infinito no tiene principio..., sino que parece ser ello el principio de los demás seres y que todo lo abarca y todo lo gobierna, como afirman cuantos no postulan otras causas fuera de lo infinito, tales como el espíritu o la amistad; el infinito, además, es un ser divino, pues es inmortal e indestructible, como afirman Anaximandro y la mayoría de los físicos teóricos" (C. S. Kirk, J. E. Raven Y M. Schofield, Los Filósofos Presocráticos, I).
Eternidad e infinito aquí y ahora, instante del eterno retorno.
Es necesario "recuperar el pasado ... y dirigir la atención hacia el futuro", para aprehender, de nuevo, las Sabidurías de los sabios. Te repito esta cita de mi Carta eleusina -1:
"La salvación consiste en recuperar el pasado, porque precisamente ahí es donde se disipan todas las apariencias y se nos da la posibilidad de ver al dios y, en consecuencia, de trasformarnos a nosotros mismos en seres divinos. Y ese es Dionisios. A eso alude la profecía que subyace en Epiménides. En cambio, Apolo dirige la atención hacia el futuro, pues su instrumento es la palabra; y la palabra saca a la luz ciertos aspectos de lo oculto mediante una difusión clarificadora -donde la palabra que interpreta es a su vez, interpretada- y en la dirección que manifiesta lo abstracto. Pero para Epiménides -y para los griegos que alcanzaron el conocimiento- el futuro entero está ya contenido en el pasado primigenio, de modo que la comprensión que se puede obtener sobre el futuro lejano depende de la visión del pasado divino que en él se manifiesta". (Giorgio Colli, La sabiduría griega, II, Trotta, Madrid p. 16).
Ya habrá oportunidad para que miremos en ese "pasado primigenio y divino" que condiciona "el futuro lejano", tal y como me lo planteo en lo que llamo Lectura Lúdica.
(Escribí para mí, para ti, para quien sea),
"Que sigas bien"
Iván Rodrigo García Palacios.

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