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sábado, 7 de abril de 2012

Carta eleusina No. 13


Carta eleusina No. 13
Iván Rodrigo García Palacios



Ariadna y Dionisios.


Apreciado Lucilio, "te saludo"
Hoy son varios los asuntos que quiero poner a tu consideración.
Desde hace algunos años un viejo y muy buen amigo me dice que en lo que hago soy místico. Pero, por los prejuicios y confusiones que a ese asunto le han a-signado las ideologías religiosas cristianas, no sabía si sentirme alagado o molesto, al principio, más bien lo segundo. Pero, conociendo a mi amigo, sabía que me lo decía por lo primero.
Así que y para ser justo con él y conmigo, emprendí la labor de conocer más sobre el asunto y descubrí que quizás el primer uso de la mística y de lo místico con el significado y el sentido de los que se partió para su posterior tergiversación, deformación y confusión, se remonta a la celebración de las festividades de los misterios eleusinos, en las cuales y para poder participar en las ceremonias secretas, era necesario ser "iniciado en los misterios", un "mystes", que es el concepto de donde se derivan las palabras mística y místico (Del latín mystĭcus, y este del griego μυστικός) y de ellas, las acepciones cristianizadas que son precisamente en donde se originan los prejuicios y confusiones, hasta el punto que los verdaderos místicos son un problema para las instituciones religiosas.
Así que me fui hasta los misterios eleusinos para explorar la naturaleza original del asunto y allí me encontré con que la "iniciación" y el "iniciado" eleusino poco más tenían que ver con las interpretaciones cristianizadas de la mística y de lo místico y que, por el contrario, era un asunto maravilloso con profundas y fecundas raíces en y de la naturaleza humana.
No de otra manera se podría interpretar el por qué para Platón el filósofo es "el amigo de la sabiduría", mientras que "El Sabio", es aquel quien ha sido "iniciado":
"Pero ver el fulgor de la belleza se pudo entonces, cuando con el coro de bienaventurados teníamos a la vista la divina y dichosa visión, al seguir nosotros el cortejo de Zeus, y otros el de otros dioses, como iniciados que éramos en esos misterios, que es justo llamar los más llenos de dicha, y que celebramos en toda nuestra plenitud y sin padecer ninguno de los males que, en tiempo venidero, nos aguardaban. Plenas y puras y serenas y felices las visiones en las que hemos sido iniciados, y de las que, en su momento supremo, alcanzábamos el brillo más límpido, límpidos también nosotros, sin el estigma que es toda esta tumba que nos rodea y que llamamos cuerpo, prisioneros en él como una ostra" (Platón, Fedro, 250 b-c. Traducción, introducción y notas de E. Lledó Íñigo, Gredos, Madrid, 1997 ).
De esa inquietud nació mi texto Platón eleusino, con el cual, además y junto con las primeras de estas Cartas eleusinas, espero ilustrar a otro amigo que se siente, como yo lo sentía, con cierta aversión por las malinterpretaciones cristianas de la mística y lo místico.
Por ello, puedo ahora decir que si, mi viejo y muy buen amigo me alagaba. Lo que yo hago es místico y lo es por el estado de entusiasmo y regocijo que me embarga al hacerlo, pero no sé si lo es en el sentido esotérico de Juan de la Cruz y Teresa de Jesús que le son tan caros a él, o lo es por el estado dionisiaco con el que prefiero identificarme, lo cual no tiene importancia, porque, al fin y al cabo, en ambos sentidos, es lo mismo: una aprehensión plena y dichosa, con sus fulgores y sus sombras, de la propia interioridad en su Ser y Estar en el Uno y Todo.
***
Y en esa exploración re-visité los diálogos platónicos y me encontré con otro asunto íntimamente conectado e igualmente tergiversado, deformado y confundido por el poder cristianizado: el uso de los significados y sentidos de Eros y Amor relacionados con los asuntos existenciales, filosóficos y científicos.
En la visión del mundo cristianizada, Eros es la fuerza que mueve los apetitos concupiscibles humanos y Amor es la fuerza que atrae y une las almas, una división absurda de cuerpo y alma. Además, se establece la exclusión o la tergiversación, igualmente absurdas, de lo qué es el espíritu.
Esa dualidad cuerpo y alma, así como la concepción de Espíritu, son asuntos en los que, ni para los antiguos griegos ni para las actuales ciencias y filosofías, existe ni tal razón ni tal explicación. Por el contrario, para los antiguos griegos y para las actuales ciencias y filosofías, Eros, Amor, Espíritu, son fuerzas y manifestaciones de la carne, su aliento vital.
Pero, además, las confusiones se hacen peores cuando los traductores e interpretes de los textos griegos, traducen e interpretan como si fueran iguales los significados y sentidos para Eros y Amor, cuando el mismo Platón, tanto en Fedro como en Banquete, establece muy clara y ampliamente lo que para él y para su Sócrates son Eros y Amor, así como Carne y Espíritu: para él son el "furor divino" del que habla en Fedro (254 a) y en Ión (533 e-f). Aun más, también él establece un propio significado y sentido para aquella unión espiritual que se sucede entre amantes o amigos y la llama Ágape.
O para decirlo con imágenes:
Eros es magma volcánico y el Amor es agua tibia. El uno emerge violentamente de lo más profundo para destruir la vieja vida y engendrar una nueva. El otro, es apenas un caldo cálido en el cual la vida se solaza. Tan necesarios el uno como el otro.
Ese es el misterio de los Misterios Eleusinos: la "experiencia y el conocimiento" que proporcionan al "iniciado" la visión de la unión de Dionisios y Ariadna (La Gran Diosa Madre, la que para los griegos son Deméter y Perséfone-Kore): muerte y renacimiento de la vida y de la materia:
"Dichoso el que entra bajo la tierra, después de haber visto estas cosas; / conoce el fin de la vida, / y conoce su principio, el que le dio Zeus" (Píndaro. fr. 137).
***
Y como la cosa se pone peliaguda, se me ocurrió lo siguiente:
Ni las filosofías ni las teologías ni las ciencias podrán tener un fundamento único en este mundo, porque este mundo es infinito.
Pero tampoco podrán tenerlo en otro mundo, porque ni se sabe ni podrá saberse, si tal mundo existe o no existe.
Sólo podremos conocer y saber lo que es el mundo en el que somos y estamos y, por ello, todo fundamento, entonces, es y será finito.
Más modestas y honestas son las aspiraciones de la poesía y de la literatura, que saben que sus presupuestos son ficticios, pero no imposibles ni ajenos a las infinitas posibilidades de la materia y de la vida: materia y vida son los únicos fundamentos.
***
Aviso clasificado y etc.
Se necesitan padres y maestros vivos.
Se necesitan hombres y mujeres
sanos en su aliento vital.
Hijos de la madre tierra.

Pero...
¿Qué vida pueden fecundar y engendrar
hombres y mujeres muertos en vida?
Zombie o Frankenstein:
padres, madres y maestros
de los hijos sin nacer.

Carne que niega y rechaza la carne.
Carne que la cultura remplaza con prótesis:

Cuerpo por alma,
Espíritu por sumisión,
Sentir por pensar,
Curiosidad por obediencia,
Imaginación por orden,
Contemplación por teoría,
Memoria por futuro,
Instinto por lujuria,
Apetito por gula,
Eros por ira,
Madre por guardería,
Necesidad por miedo,
Placer por anfetaminas,
Dolor por analgésicos,
Entusiasmo por obligación,
Regocijo por parranda,
Embriaguez por rituales,
Locura por pesadillas,
Juego por pedagogía,
Sensaciones por códigos,
Arte por oficios,
Sabiduría por autoayuda,
Sueños por ambición.

Y el espíritu, el gran anhelo
por dioses desmadrados.
Etc.

Así aleguen lo contrario.
***
En fin... inquietudes para ejercitar el aliento vital.
(Escribí para mí, para ti, para quien sea),
"Que sigas bien"
Iván Rodrigo García Palacios.



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